La realeza en el mundo vallenato viene de la mano del acordeón y de su ejecución en el formato más típico de los aires folclóricos del Cesar y La Guajira: puya, paseo, y son. Y el título de rey vallenato al que se llega al ir superando en a otros acordeoneros que tocan estos aires estaba en la mira de Mauricio de Santis Villadiego, de 25 años, desde su adolescencia.
De Santis, bisnieto de un italiano que llegó a Puerto , “seguramente por cuestiones de la guerra –cuenta– y se quedó en Sucre, heredó su nacionalidad, pero ahora que es rey vallenato sueña con llevar, de vuelta, su folclor a esa tierra que dejó atrás aquel ancestro.
“Vengo de tierra de porros y cumbias, pero el vallenato ya es una música nacional”, comenta el acordeonero nacido en Montería (Córdoba).
Su camino musical se alimentó de las parrandas con las creció en la paterna y se definió a los 9 años, cuando su abuelo le regaló un acordeón. Y tuvo varios maestros: Johnny Berrocal en Montería, Álvaro Molina en Barranquilla y, más adelante, Luis Carlos Farfán (acordeonero de Penchy Castro).
Y 13 veces llegó De Santis a Valledupar en busca de una corona del Festival de la Leyenda Vallenata. Primero lo intentó en las categorías menores, y fue rey juvenil en el 2005 y rey aficionado en el 2008. Este último título le dio automáticamente el derecho de presentarse a la categoría profesional, aunque no hubiera grabado discos.
Y antes de conseguir el triunfo en la competencia más importante, pasó por seis intentos. El título empezó a acercarse en el 2012, cuando los puntajes le dieron el cupo entre los cinco mejores en la final. Lo mismo pasó en el 2013 y el año pasado. Sin embargo, siempre faltó algo, no llegaba a los tres primeros lugares. Pero su nombre se hacía más conocido, el público vallenato ya le había tomado suficiente cariño.
La preparación
Desde su óptica de guacharaquero y cantante, Álvaro el ‘Ñame’ Mendoza ya había empezado a observarlo. “Venía haciéndole estudio a Mauricio de Santis desde hacía rato –cuenta el músico que todo aspirante a rey vallenato lo busca para que lo acompañe al concurso–. Vi que tenía la capacidad, la destreza. Toca bien el acordeón y venía haciendo su carrera porque siempre subía a la tarima, aunque no quedara en el podio. A un muchacho que durante varios años consigue eso hay que ponerle atención”.
El ‘Ñame’, que ha acompañado en competencia ya a nueve reyes vallenatos, comenzó a trabajar con De Santis los primeros cuatro meses del año.
Obtener la corona de rey vallenato exige concentración total; por eso, De Santis lo aplazó todo para dedicarse a ensayar y a pulir la interpretación de 16 canciones (seis para cada ronda, aunque solo se necesitaran cuatro).
“Me delegó la escogencia del repertorio –revela el ‘Ñame’–. Y busqué canciones de Alejandro Durán, Sergio Moya Molina, del maestro Emiliano Zuleta Baquero. Un repertorio bien seleccionado contribuye a que el acordeonero se luzca”.
“Me delegó la escogencia del repertorio –revela el ‘Ñame’–. Y busqué canciones de Alejandro Durán, Sergio Moya Molina, del maestro Emiliano Zuleta Baquero. Un repertorio bien seleccionado contribuye a que el acordeonero se luzca”.
Y es que el ‘Ñame’ sabe que no toda canción vallenata sirve para el festival, así que eligió no solo música “contundente” al ser intepretada en el formato típico de acordeón, caja y guacharaca, sino también piezas que tuvieran significado, valor simbólico.
A la ronda final, cuando de los 78 concursantes ya solo competían cinco acordeoneros, Mauricio de Santis llevó el paseo Gratitud, del viejo Emiliano Zuleta Baquero. “Porque es un nombre de peso en el vallenato, papá de una dinastía; además la grabaron los Hermanos López, homenajeados del festival este año”, anota el ‘Ñame’ (entre las normas estaba incluir una canción grabada por los López y que el acordeonero cantara al menos una de sus cuatro piezas).
La lista de canciones se completó con dos temas de Alejo Durán, el primer rey vallenato de la historia: La pelionera y Mi viaje fracasó. “Estaba también La cacería, de Sergio Moya Molina, porque con ella ganó Alberto Pacheco, así que ya son dos reyes que ganan con esta puya”, subraya.
Un acordeonero podría llegar al festival preparando solo cuatro canciones. “Pero significaría que no estudian el folclor”, sentencia el experimentado ‘Ñame’, quien ya tiene propuestas de acordeoneros que lo quieren en su equipo hasta el 2020.
La celebración
Llegada la noche del 2 de mayo, De Santis ocupó por cuarta vez un puesto en la final.
Entre los jurados había un miembro de la dinastía López: Pablo, el cajero legendario, en representación de los homenajeados del encuentro; también estaba el rey vallenato 2014, Gustavo Osorio Picón, que un par de horas antes había dejado un mensaje en redes para los finalistas:
“Quiero desearles mucha suerte y muchos éxitos a los finalistas –escribió– (…) y a todos aquellos que con mucho amor y en busca de este sueño concursaron, que no se desanimen y que esta experiencia los llene de más fuerza y fe”.
Y De Santis venció en última instancia a los acordeoneros Alfonso Monsalvo, Julián Mojica, Rodolfo de Lavalle y Jaime Dagond Daza.
Todos, excepto Dangond, que llegaba tan lejos por primera vez, habían pasado antes por la prueba final sin alcanzar el título. Y la competencia fue muy pareja. Sin embargo, si hubo una barra que se hizo sentir fue la de De Santis, en cuanto lo llamaron a escena.
De la espera previa al fallo, De Santis recuerda la tensión, haber visto a sus competidores ir de un lado a otro en el espacio que queda bajo la tarima del Coliseo del Parque de la Leyenda Vallenata. “Ahí abajo no se alcanza a oír lo que pasa en el escenario –recuerda–, así que me di cuenta de que había ganado cuando un amigo se acercó a abrazarme”.
Y aunque esa misma tarde, cuando todavía había 15 compitiendo, había dicho optimista que seguiría buscando la corona los años que hicieran falta, ya con el título de rey vallenato, confiesa que el año pasado estuvo a punto de desistir y no concursar más.
“No llegar ni siquiera al podio durante tres veces seguidas alcanzó a desmotivarme, y llegué a anunciar que no vendría este año”, dice.
Pero esta vez todo fue propicio; el tiempo para concentrarse, tener a su lado al ‘Ñame’ y a otro músico de los asediados por los concursantes: Adelmo ‘Memo’ Granados, en la caja.
Tanto así que al acordeonero, que no tiene en mente ser compositor, le llegó la inspiración y alcanzó a presentar, durante la segunda ronda, una canción de su autoría, titulada Flores para el festival.
“Te traigo un ramo de flores lindas para ti, de esas que tengo en mi casa, para alegrar tu hogar, las cultivé con ese amor que en él fijaron para adornar la tarima de este festival y con ellas quiero también perfumar a los visitantes que vienen aquí”, reza su composición.
“Fue mi incursión como compositor –dice–. Llegó la inspiración y me salió un buen tema; la gente me ha dicho que le ha gustado también”.
Aunque tuvo que concentrarse en el concurso, De Santis alterna su camino musical con su profesión de abogado especializado en laboral. “Siempre ha sido así; cuando estudiaba derecho en la Universidad del Rosario, en Bogotá, comprendían cuando tenía que ausentarme –cuenta–. De igual forma, en mi trabajo en la Gobernación del Atlántico han sido compresivos conmigo y con mi arte”, dice el rey vallenato que actualmente es abogado asesor de esa entidad.
“La música me permite expresar sentimientos que muchas veces permanecen reprimidos, hasta que me pongo el acordeón en el pecho –explica De Santis–. Solo así logro exteriorizarlos. También me ha permitido conocer gente de todo tipo en todas partes. Ha sido fundamental en mi desarrollo profesional”.
El nuevo rey vallenato ya tiene propuestas musicales también. Hay una en la que viene pensando en serio, dice, pero aún no ha dado el sí definitivo; necesita esta semana de comienzo de su reinado, en la que dormirá muy poco debido al asedio de los medios que no ha parado de atender desde que dijeron su nombre en la tarima y empezaron a brillar en el cielo los fuegos artificiales.
“Celebré con mesura, con tranquilidad, en familia –cuenta el nuevo rey vallenato que pronto tendrá que pensar también en el concurso de Rey de Reyes (2017)–. La verdad es que no hubo ningún exceso o fiesta, porque de todas maneras la premiación es en 15 días”.
Pero lo más grato ha sido “sentir que el público vallenato y los demás asistentes al festival se sintieron bien representados”, añade.
El Tiempo y RPT Noticias
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